martes, 13 de octubre de 2009

La respiración,


Ante la primera metida sólo me ha dado tiempo a cruzar la mano. La segunda ni la he visto venir. Entre el humo y la música, nadie parece haberse dado cuenta, mientras trato de no moverme. Lo peor no es el dolor, sino la sensación de que por el agujero se te van a salir las tripas. El pelagatos que me ha dado las mojadas no me preocupa, esos tardan poco en abrirse. Tan sólo me ocupo de respirar poco, muy suave, casi sin que el aire llegue a los pulmones, quedandose en la garganta. No puedo soportar la sensación que me produce en el estómago el respirar poco más allá de mi garganta. La sensación de que a cada bocanada se abre un poco el tajo, y de que sólo la presión de mis manos evita que caiga todo al suelo.






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