Cualquier persona que haya intentado en algún momento de su vida aprender una lengua extranjera habrá topado, a buen seguro, con los libros de método. La primera obra dramática escrita por el genial Eugène Ionesco tiene su raíz en dicha experiencia. El método Assimil de inglés debió resultar a Ionesco suficientemente inspirador como para componer con los ejemplos que proponía los diálogos de lo que sería una de sus obras más afamadas: La cantante calva. Con ello, la dramaturgia del absurdo de más alto nivel encontraba su parentesco con la pantomima de lo cotidiano depositada en los mencionados manuales.
Como homenaje a todos los esforzados estudiantes de lenguas metodizadas ofrecemos hoy dicha obra:
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