miércoles, 30 de julio de 2008

El silencio,


El día que a esa voz yo le sepa tomar el pulso tal vez diga algo sobre un palo del Poema del cante jondo o quizá advierta algún tema en el Romancero gitano. Hasta que llegue ese día improbable, cuando él habla yo me callo.


El silencio,

Oye, hijo mío, el silencio.
Es un silencio ondulado,
un silencio,
donde resbalan valles y ecos
y que inclina las frentes
hacia el suelo.

Federico García Lorca, Poema del cante jondo


sábado, 26 de julio de 2008

White Russian mood,

Pour coffee liqueur -2/10- and vodka -5/10- directly
into old fashioned glass filled with ice. Float fresh
cream -3/10- on the top and stir in slowly.



Espátula en mano, nos hemos deshecho del papel pintado que cubría el fondo para sustituirlo por este hermoso blanco y, como en aquel texto de Mrozek, lo que antes estaba aquí ahora está allá y lo que estaba allá ahora está en medio. Algunos cambios tienen sus razones mientras otros se destacan por ser por completo poco razonables. La incorporación del blanco escrupuloso se debe, sin duda, a cierto amor por el negro. Como decía Emil Ruder en Typography, "los signos tipográficos impresos sobre el papel blanco cautivan, activan y regularizan la luz". Además, si en una página impresa todo habla desde todas partes, en el anterior formato había demasiadas cosas hablando al mismo tiempo, el ruído era excesivo.
Un cambio poco razonable es el que compromete al ancho de la línea.
Un renglón que supere los 70 caracteres es, necesariamente, un renglón poco legible. Ahora los tragos son largos, y las líneas de los textos sin ilustrar superan con creces los 100 caracteres. Cualquiera de los viejos nuevos tipógrafos lo desaconsejaría. En cambio, los nuevos nuevos tipógrafos harán aspavientos ante el hecho de que los hipervículos dentro del cuerpo del texto ya no resaltan con un color completamente diferente. Están matizados con un tono gris fuerte, como si de una puerta camuflada en la pared se tratase.

Por lo demás, el despiece continúa.


miércoles, 23 de julio de 2008

Téngalo claro,


"Lo más importante en la vida es emitir juicios a priori sobre todas las cosas. Parece ser, en efecto, que las masas están equivocadas y que los individuos siempre tienen razón. Hay que abstenerse de deducir normas de conducta al respecto, pues no necesitan ser formuladas para que alguien las siga. Sólo dos cosas son importantes: el amor, en todas sus formas, con chicas bonitas, y la música de Nueva Orleans o de Duke Ellington. El resto debería desaparecer, pues el resto es feo."

Boris Vian, La espuma de los días



sábado, 19 de julio de 2008

Contribuciones al destino de Aquiles y la flecha,


En capítulos anteriores:

B: Zenón no podía saber que un día la idea de límite de una sucesión llevaría al traste la fuerza argumentativa de sus paradojas.
A: Pero, ¿sabes exactamente de qué manera contribuye el concepto de paso al límite en la superación de, por ejemplo, la paradoja de la flecha?
B: Sólo tengo una idea muy vaga, por lo que te invito, en la medida en que quieras, a que hagas un escrito sobre la cuestión y me lo mandes al mail. De ahí podría salir un buen post.
A: Por supuesto que tendrás tu escrito en breve.

Y, por supuesto, días después Antoni envía el siguiente escrito en el que todo queda aclarado:




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Soy consciente del trabajo que cuesta leer matem´ticas despu´s de tiempo sin hacerlo, pero intentar´ exa e e plicarme con detalle aunque sea sacrificando la brevedad (lo que intentar´ hacer m´ e ınimamente). De las cosas que estar´ bien recordar, la m´s importante quiz´s es la siguiente propiedad sobre los ıa a a n´meros, y es que para cualesquiera n´meros x, y, z se cumple u u x(y + z) = xy + xz. La utilizar´ frecuentemente tanto de izquierda a derecha (en este sentido, a veces se llama propiedad e distributiva) como de derecha a izquierda (llam´ndose en este caso sacar factor com´n). a u No puedo resistir la tentaci´n de decir que lo mejor sobre los c´lculos ser´ que los siguiera uno mismo o a ıa con l´piz y papel, aunque no insistir´ en ello. a e 1. Aquiles y la tortuga Aunque aqu´ ver´ la superaci´n de la paradoja de la flecha, no quer´ escaparme sin mencionar la de ı e o ıa Aquiles y la tortuga, mencionada en el post que tiene por entrada Zen´n se divierte 1 y que aqu´ repito: o ı Aquiles, siendo el corredor m´s veloz, fue retado por la tortuga a una carrera y al ser la tortuga a tan lenta, seguro que a Aquiles no le importar´ dejarle una cierta ventaja. La carrera empez´ y ıa o en el tiempo que tard´ Aquiles en alcanzar la posici´n de la tortuga, ´sta hab´ cambiado y ya o o e ıa no era la de antes, en el tiempo que tardaba Aquiles en alcanzar esta nueva posici´n, ´sta, por oe lenta que fuera la tortuga, hab´ vuelto a cambiar, etc. De manera que Aquiles nunca lleg´ a ıa o alcanzar a la tortuga. Es decir, ni siquiera si la meta estuviera a una distancia infinita de la salida lo har´ ıa. Esto es poco menos que una falacia: se trata de un error de punto de vista. Ve´moslo a la asquerosamente a fr´ luz de la f´ ıa ısica y las matem´ticas. Sup´ngase que la velocidad de Aquiles es constantemente igual a va > 0 a o y tomamos la salida como origen de referencias, y que la tortuga, a una distancia st > 0 de la salida se mueve con una velocidad 0 < sa =" va" st =" st" sa =" st" t =" st" t =" st" t =" st" t=" st" n="0" xn =" n2" yn =" n" xn =" 1," 1 =" 0," yn =" 1," 1 =" 0," n =" 0." 21 =" 0"> 0, as´ lo que se quiere ver3 es que 2 + 4 + 8 + . . . = l, es decir, que esa ı, suma infinita de distancias es justamente l, que es un n´mero finito. Antes de nada, hay que darse cuenta u l l l l que 2 + 4 + 8 + . . . = 2 + 2l2 + 2l3 + . . . + 2ln + . . .. Llamemos sn a la suma parcial n–´sima, esto es, e l l l l + + + ... + n. 2 22 23 2 N´tese que lo que se quiere comprobar, con esta notaci´n, es que l´ sn = l. Veamos qu´ pasa si o o ım e multiplicamos 1 por sn : 2 sn = 2 En efecto, si uno prefija una distancia > 0, basta con tomar un n que sea mayor que log2 1 , que siempre existe pues los n´meros reales tienen una propiedad que se llama “arquimediana”que asegura la existencia de dicho n, y a partir de ese n, ya u todos los t´rminos de la sucesi´n distan de 0 menos que el que hayamos escogido. e o 3 Ejercicio: Conv´nzase por s´ mismo que efectivamente as´ es. e ı ı 2 1 l l l 1l l sn = + 2 + 3 + . . . + n−1 + 2 222 2 2 n l l l l l = 2 + 3 + 4 + · · · + n + n+1 . 2 2 2 2 2 = 1l 1l 1l 1l 1l + + ... + + = + 2 3 n−1 22 22 22 22 2 2n Obs´rvese que si ahora hacemos la resta sn − 1 sn hay muchos t´rminos que se cancelan, concretamente e e 2 queda l l 1 sn − sn = − n+1 . 2 22 Y ahora s´lo queda darse cuenta que sn − 1 sn = (1− 1 )sn y podemos despejar sn teniendo como resultado o 2 2 sn = l 2 − 1 l 2n+1 −1 2 = l 2 − l 2n+1 1 2 =2 l l − n+1 22 . Y ahora, acord´ndonos que l´ 21 = l´ 2n+1 = 0, s´lo queda tomar l´ a ım n ım 1 o ımites y queda l´ sn = l´ 2 ım ım l l − n+1 22 l = 2 = l. 2 Con lo que efectivamente, la suma de infinitas distancias, puede dar lugar a una distancia finita. Sirva el siguiente cuento a modo de despedida: Cuentan que una vez, en pleno desierto, un hombre encontr´ un globo aerost´tico que se bao a lanceaba suspendido sobre su cabeza. De la cesta del globo apareci´ un segundo hombre que o pregunt´ al primero: o —¿Sabe usted d´nde estoy? o El primer hombre se qued´ mir´ndolo durante largo rato, pas´ horas y horas as´ hasta que lleg´ la o a o ı o noche y sigui´ mir´ndolo impasiblemente e incluso les sorprendi´ el alba en esa posici´n y hacia o a o o el mediod´ el que estaba abajo habl´ y lo hizo en una jerga apenas comprensible, pero lo que ıa, o vino a decir fue: —Est´ usted arriba. a A lo que el hombre del globo respondi´: o —Es usted matem´tico, ¿verdad? a —Pues s´ ¿c´mo lo ha sabido? ı, o —Pues mire usted, por cuatro razones: la primera es que usted tard´ mucho en darme la respueso ta; la segunda es que me ha costado much´ ısimo entenderlo; la tercera es que me ha contestado algo que ya sab´ desde antes de preguntarle, y la cuarta es que su respuesta no me ha servido ıa absolutamente de nada. 3

martes, 15 de julio de 2008

Asesinato terapéutico,


"Le travail est l'opium du peuple,
moi je ne veux pas finir drogué."

Boris Vian


El salario de los bueyes asciende a la cantidad de forraje estrictamente necesario para mantener la fuerza de tiro del animal. Aunque dicha retribución pueda descender drásticamente, el animal no acostumbra a atacar. El salario para un trabajador humano no es diferente al del bobino, a excepción de que su cuantía debe satisfacer condiciones material-simbólicas como las referidas a toda una serie de expectativas generadas sobre modelos de vida buena. A diferencia del animal, de un descenso drástico acompañado por la insatisfacción de dichas expectativas se debe esperar algún tipo de violencia.
Ante un sueldo de hambre y ante el asco, hay quien se deja llevar al arroyo, hay quien busca las terapias en el ocio espiritualizado, pero ocasionalmente también hay quien huye hacia adelante: ¿reiki o cóctel de barbitúricos? ¿jogguing o salto al vacío? Y hay incluso quien prefiere la dignidad de ser abatido y, si de recibir la muerte se trata, al menos recibirla dándola a su vez. Es tiempo de masacres anodinas.
Hace algunas noches me crucé de un lado a otro ese manual de la gran revancha titulado Escupiré sobre vuestras tumbas. Boris Vian escribe una historia de coches, bourbon y jazz, una historia sobre todo de segregación, infiltración y venganza. Vernon Sullivan tal vez no era tan negro como para esperar una vida de negro, pero traía a un hermano negro muerto a las espaldas. Quizá cada vez que veamos a un hombre del miedo y el asco consumirse, abatido al final de un reguero de muertos, sea también juicioso preguntarnos cuántos muertos no se le habían puesto ya a las espaldas antes de comenzar. Seguramente al menos uno, al menos él mismo ya estaba muerto.


sábado, 12 de julio de 2008

Zenón se divierte 3,


En 1910, el Manifiesto técnico de la pintura futurista afirma que:

"Todo se mueve; todo corre; todo se torna veloz. Una figura nunca está inmóvil ante nosotros, sino que aparece y desaparece incesantemente. Por culpa de la permanencia de la imagen en la retina, las cosas en movimiento se multiplican, se deforman, sucediéndose, como si de vibraciones se tratara, en el espacio que recorren. Así, un caballo a la carrera no tiene cuatro, sino veinte patas, y sus movimientos son triangulares."

Todo ocurre como si todos los caballos -que son el mismo caballo al galope- de cada una de las imágenes tomadas por Muybridge hubiesen sido recortados y pegados uno sobre otro, hasta conseguir esas veinte patas. El movimiento simultáneo había llegado por fin también al arte de la pintura.

En 1912 Marcel Duchamp pinta su Nu descendant un escalier nº2. Años después el artista manifestaría no recordar haber visto la serie fotográfica homónima de Muybridge. Sea como fuere, en ese amasijo geométrico lanzado pendiente abajo lo que se intuye es aquello que Walter Benjamin explicitaría al decir -en La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica- que lo que en realidad pretendía hacer la pintura de aquel tiempo era lo que poco después lograría el cine. Algo similar debió intuir el propio Duchamp al visitar el 4º Salón Anual de la Aviación de París. Cuenta la anécdota que, parado frente a una hélice, Duchamp dijo a Brancusi y Léger: "¿Hay alguien capaz de hacer algo mejor que esta hélice? ¿Acaso sabrías tú?"; de lo cual extrajo la fatal consecuencia: "La pintura se acabó".


jueves, 10 de julio de 2008

Zenón se divierte 2,

·
Si el caballo se hubiese llamado Arrow todo habría sido perfecto. Aunque se llamaba Occident, fue la flecha de Zenón, y Zenón se divertía mucho viendo como un caballo al galope se descomponía en una sucesión de caballos quietos.

En 1872 una apuesta enfrentaba a los aficionados a las carreras hípicas de California. Los términos de la disputa eran los siguientes: ¿En algún momento del galope de un caballo sucede que todos sus cascos se sitúan simultáneamente por encima del suelo, sin apoyo? Leland Stanford, exgobernador de California, presidente de la Central Pacific Railway e insigne defensor de la opción afirmativa encargó al fotógrafo Eadweard Muybridge que realizase una serie de tomas de su caballo Occident para dirimir la cuestión. Tras las primeras tentativas frustradas por las deficiencias técnicas del obturador de las cámaras al uso, Muybridge logró en abril de 1873 mejorar el tiempo de exposición hasta 1/500 segundos gracias a la incorporación de un obturador mecánico y, con ello, consiguió sorprender a Occident con todas sus extremidades en el aire.
Durante los siguientes años, Muybridge se dedicaría a aplicar sus innovaciones al estudio del movimiento de animales y humanos, descomponiendo la carrera de los bisontes, el salto de las gacelas, los pasos de una mujer metiéndose en la cama o las posiciones de un cuerpo descendiendo una escalera. La posibilidad del cinematógrafo quedaba ya muy próxima.



miércoles, 9 de julio de 2008

Zenón se divierte 1,


Zenón de Elea era uno de aquellos viejos griegos a los que la idea de que el ser pudiese estar constituido esencialmente desde la multiplicidad y lo perpetuamente móvil le sonaba a desmadre. De igual modo, el de Elea se negaba a aceptar la existencia del vacío y la posibilidad de que el ser continuo, como magnitud, pudiese dividirse infinitamente. Como resultado de este ideario y con la intención probable de polemizar con el pitagorismo, Zenón elaboró las paradojas que llevan su nombre y que pasan por ser los primeros argumentos por reductio ad absurdum que conserva la tradición filosófica. De las cuatro paradojas de Zenón contra el movimiento que recoge Aristóteles en la Física (239b5-240a20) dos han llegado a ser especialmente célebres: la paradoja de Aquiles y la tortuga, y la paradoja de la flecha detenida.

La belleza de ésta primera paradoja es eminentemente narrativa. En una hipotética carrera, Aquiles, "el de los pies ligeros" en el epíteto homérico, nunca alcanza a la tortuga si comete el fatal error de cederle un paso de ventaja. Para cuando Aquiles llegue a alcanzar ese paso concedido a la tortuga, ésta ya habrá recorrido un nuevo espacio que Aquiles deberá ganar, y así sucesivamente. La arrogancia del héroe le salió bien cara.
Algunos siglos después la paradoja de Aquiles y la tortuga tuvo una fantástica revisión en clave comico-lógica en el texto de Lewis Carroll titulado Lo que la tortuga dijo a Aquiles.

La belleza de la paradoja de la flecha es visual. Lo supo Borges en aquel poema de La moneda de hierro, y lo dijo en los versos:

"Me asombra que del griego la eleática saeta
instantánea no alcance la inalcanzable meta"

Jorge Luis Borges, El ingenuo

Si aceptamos que se pueda determinar la posición exacta de una flecha en cada uno de los "ahora" que componen su trayectoria temporal de vuelo, debemos conceder que la flecha que vuela está parada, puesto que de una suma de posiciones fijas no puede resultar movimiento alguno. Si otorgamos que dichos "ahora" son de número infinito entonces, además, la flecha nunca llega a su destino.

Zenón no podía saber que un día la idea de límite de una sucesión llevaría al traste la fuerza argumentativa de sus paradojas. No podía imaginar tampoco que, sucedido esto, su contundencia estética se mantendría incólume.


viernes, 4 de julio de 2008

Short story, short history


El arte del short story, de factura reciente si se compara con los géneros clásicos, ha vivido tiempos dulces en los dos siglos escasos transcurridos desde su incorporación definitiva a la literatura. Walter Benjamin, en El narrador y al hilo de la lectura de Valéry, relaciona su aparición con la voluntad de abreviación que fecunda todo el espíritu propio de una época caracterizada por el discurso informativo. La aparición del Spleen de París -verdadero antecedente del short story- en los periódicos de la época atestigua la opinión de Benjamin, pero introduce un matiz que trabaja en sentido contrario: la micronarración debe tanto al periódico como a la anécdota, vive tan cercana a la absurda crónica de sucesos como a la enrevesada narración popular de hechos pintorescos. Sea como fuere, es posible que para ella se hayan dado pocas caracterizaciones tan delicadas como la que presenta el propio Baudelaire en la dedicatoria de su libro:

"Sustraiga una vértebra y los dos trozos de esta tortuosa fantasía se unirán sin esfuerzo. Córtelo en muchos fragmentos y verá que cada cual puede existir separado."

Charles Baudelaire, El Spleen de París

Cada cual puede existir separado, porque el fragmento no se compromete con la consecución. Demanda tiempo, pero un tiempo que es prestado por el lector en función de su gusto. Indudablemente hay que aprender a leer fragmentos como hay que aprender a leer prácticamente cualquier cosa, y la costumbre de la lectura-de-travesía aplicable a esa novela sin pretensiones es aquí el peor enemigo. Pero todo esto pertenece al orden de lo ya dicho y puede leerse aquí y allá.
Lo que tal vez no ha sido mencionado tan frecuentemente es la influencia de la narración corta en la escritura filosófica. Sin duda es en el estilo fragmentario de Nietzsche donde con mayor fuerza se lee el alcance de este género para la exposición de la crítica. Es un espectáculo observar cómo en una misma pieza se aúna el arte del microrrelato con algo que, a falta de otra definición, podríamos denominar microhistoria conceptual. Así comienza Sobre verdad y mentira en sentido extramoral:

"En algún apartado rincón del universo centelleante, desparramado en innumerables sistemas solares, hubo una vez un astro en el que animales inteligentes inventaron el conocimiento. Fue el minuto más altanero y falaz de la Historia Universal: pero, a fin de cuentas, sólo un minuto. Tras breves respiraciones de la naturaleza, el astro se heló y los animales inteligentes hubieron de perecer."

Friedrich Nietzsche, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral


jueves, 3 de julio de 2008

El maestro chamán africano,


Durante los últimos tres años he estado haciendo acopio de esos papelitos en los que un chamán africano especifica y ofrece sus servicios. En la actualidad cuento con una colección de unos 50 señores, maestros y profesores videntes especializados en todos los campos de la alta magia. Gracias a los profesores Abu Bakar y Mutar, descubrí que existen "enfermedades crónicas, judiciales y matrimoniales", cosa que, aunque ya intuía por los casos de amigos y conocidos, nunca me había atrevido a exteriorizar. Descubrí también el trasfondo wittgensteniano de sus prácticas en definiciones gramaticales tan bellas como "no hay problema sin solución", y consejos vitalistas de primera magnitud, como el que incluye el Maestro Baba -ni un chiste sobre el nombre de este santo barón, por favor- y que reza: "haga su vida, en vez de padecerla".
Pero he aquí que el otro día me encontré con el pequeño papel que anuncia los magníficos poderes del Maestro Hereba vidente, y advertí que esta generación de chamanes está llegando ya al siguiente nivel. La cuestión de su "don hereditario" no me sorprendió. Tampoco el hecho de que poseyese "un gran poder a distancia". El requisito de la distancia se presupone, ya que en caso de tener "un enemigo que destruir" o un "amarre" que formar -y estos son servicios comunes-, sería realmente difícil tener que convencer al enemigo o a la persona a amarrar para que estuviese presente en la consulta del chamán en cuestión.
Cuál sería mi sorpresa al seguir leyendo y descubrir que la distancia de que hablaba este hombre poderoso no es la distancia habitual, la distancia que separa Cáceres de Toledo, la que indican los cuentakilómetros y vive encerrada en las cintas métricas o en las reglas de los escolares. No, no se trata de esta distancia mundana sino de una de orden metafísico, porque este hombre "desintegra a los demonios del Infierno". Y uno se imagina al Maestro Hereba desintegrando demonios a media jornada a cambio de unos honorarios ridículos en comparación a la empresa, y se pregunta por qué no se instituye de inmediato un Ministerio de Salvación y se encarga a esta persona el asunto no poco importante de terminar de una vez por todas con la condenación eterna de las almas. ¡Dios mío, cuanto talento despilfarrado!


martes, 1 de julio de 2008

La opción C,


Desde que se abrió la lata de gusanos de la asignatura de Educación para la ciudadanía, allá por marzo de 2005, se han sucedido toda una serie de artículos, comentarios, críticas y enmiendas que hoy ya son legión. Vamos allá con el enésimo, por más repugnancia que me genere la banalidad de muchos temas implicados en el problema.
Parece que, atendiendo al clima generado desde el principio, en la propuesta de la mencionada asignatura no se acertó en aquel alabado "justo término medio", y en el debate se situaron aquéllos que entendían la asignatura como exceso y aquéllos que la tachaban por pecar de defecto. O se identificaba un exceso de autoridad por parte del Estado en ámbitos de competencia exclusiva de la familia -como una Antígona raquítica, porque todo esto es muy raquítico-, o se veía que la noción de ciudadanía no agotaba las competencias que en otro tiempo tuvo el currículum de ética o de filosofía, donde se incluía la ciudadanía como otra de las manifestaciones de lo humano aparecidas al hilo de la historia de las sociedades humanas, pero no como el hilo conductor de la asignatura. Insatisfechos unos y belicosamente disgustados los otros, la legislatura fue pasando.
Llegados a este nuevo curso político, casi nadie pone ya en duda que la propuesta del actual gobierno de la Generalitat Valenciana pasa por ser la más majadera sanción jamás vista a un proyecto educativo. Un hipotético alumno cuenta con las siguientes opciones a la hora de cursar -o no cursar- la asignatura en cuestión: (a) cursar el temario íntegro en inglés, (b) elaborar un trabajo por trimestre en dicha lengua con contenidos del temario de la asignatura y sin que ello implique la asistencia a la misma, (c) ni a ni b ni todo lo contrario. Esta opción (c) supone un rechazo a la asignatura como conjunto a partir de un posicionamiento perfectamente democrático conocido comúnmente como objeción de conciencia. Dejando de lado la chaladura del inglés, hoy he caído en la cuenta de que este atrincheramiento en la objeción de conciencia tiene un insoportable tufo a contradicción que, sin duda, no le importará a ninguno de los objetores en cuestión pero, qué duda cabe, seguirá dándome en las narices.
La objeción de conciencia es una forma de desobediencia civil. Se basa en el principio fundamental por el cual todo ciudadano puede anteponer los mandatos de su conciencia al imperio de un ley específica, que entiende como ilegítima, y actuar en consecuencia. En la medida en que se objeta a una ley específica y no a la ley en general, el objetor debe verse en la obligación de aceptar las cargas que se imponen a todo aquel que desobedece la ley. En este caso, los padres de los alumnos que no cursen una asignatura obligatoria, deben saber que sus hijos no obtendrán el título que acredita su formación. Pues bien, este es el tipo de cosas que no aprenderá -al menos en el periodo de la educación secundaria- un alumno cuyos padres por fortuna viven conocedores de las bondades de la desobediencia civil. La distancia que separa a un siervo de un ciudadano es en parte ésta. Algunos crecerán sin saberlo y, en parte, podrán vivir también así porque también sin esto puede vivirse.