viernes, 21 de diciembre de 2007

Tiempo sin rastro,


"En aquel tiempo, antes de la gran guerra, cuando sucedían las cosas que aquí se cuentan, todavía tenía importancia que un hombre viviera o muriera. Cuado alguien desaparecía de la faz de la tierra, no era sustituido inmediatamente por otro, para que se olvidara al muerto, sino que quedaba un vacío donde él antes había estado, y los que habían sido testigos de su muerte callaban en cuanto percibían el hueco que había dejado. Si el fuego había devorado una casa en alguna calle, el lugar del incendio permanecía vacío por mucho tiempo, porque los albañiles trabajaban con lentitud y circunspección, y los vecinos, o los que pasaban casualmente por la calle, recordaban el aspecto y las paredes de la casa desaparecida al ver el solar vacío. ¡Así eran entonces las cosas! Todo cuanto crecía necesitaba mucho tiempo para crecer, y también era necesario mucho tiempo para olvidar todo lo que desaparecía. Pero todo lo que había existido dejaba sus huellas y en aquel tiempo se vivía de los recuerdos de la misma forma que hoy se vive de la capacidad para olvidar rápida y profundamente."


Joseph Roth, La Marcha Radetzky


jueves, 20 de diciembre de 2007

Los pies ligeros,


"El pensar ha de ser aprendido como ha de ser aprendido el bailar, como una especie de baile... (...) No puede descontarse, en efecto, de la educación aristocrática, el bailar en todas sus formas, el saber bailar con los pies, con los conceptos, con las palabras; ¿he de decir todavía que también hay que saber bailar con la pluma, -que hay que aprender a escribir?"

Friedrich Nietzsche, Crepúsculo de los ídolos


"How can we know the dancer from the dance?"
W.B. Yeats



lunes, 17 de diciembre de 2007

Un taller sin ventanas,

La visibilidad es un atributo esencial de la época del trabajo manual. En el contexto de la ciudad medieval el trabajo del artesano se da en continuidad con la calle, de tal modo que el viandante se encuetra con él y tiene acceso a la gestualidad que le es propia. Tan sólo el oficio de la escritura se substrae a esta regla. Tras los muros de los monasterios el monje raspa las pieles, prepara las tintas y ejecuta la copia manuscrita de textos que, o bien se dan para el enriquecimiento de las bibliotecas internas, o bien aparecen como producto manufacturado en el escaso mercado medieval del libro. Con el tiempo la invisibilidad se generaliza. La aparición del taller y, más tarde, del orden de producción fabril va acompañado de una redistribución del espacio urbano -que localiza el trabajo en zonas periféricas-, y de un encierro que rodea al mundo del trabajo de densas paredes.
Si bien el destino del impresor no será diferente al del resto de trabajadores, vemos que el escritor, en buena medida tan invisible como lo fue su antepasado el amanuense, inicia en este nuevo tiempo la conquista de la publicidad. La imprenta no sólo produce un creciente número de publicaciones, produce también una creciente mostración del trabajo del escritor como parte temática de su propio trabajo. El escritor no sólo escribe. Además, reflexiona y tematiza su trabajo como material sobre el que escribir. Enfrentarse a la escritura como profesión supondrá entonces, desde este momento, asumir que hay ya siempre una dualidad: por un lado lo que efectivamente constituye el trabajo del escritor, por otro, lo que el escritor quiere mostrar como propio de su actividad a partir de sus textos. En cualquier estudio sobre el trabajo del escritor debe tomarse en consideración que, ya antes de dar el primer paso, hay que habérselas con todo un entramado de opiniones avanzadas por los profesionales sobre qué supone lo propio de su labor. Tales opiniones contribuyen esencialmente a lo que podría caracterizarse como valoración social del trabajo del escritor y forman una precomprensión del mismo. No hay otra profesión que en este aspecto pueda equipararse a la del hombre de letras.


sábado, 15 de diciembre de 2007

La llorona,

jueves, 13 de diciembre de 2007

Penuria nominum,



"Hamm: ¿No estamos a punto de... de... significar algo?

Clov: ¿Significar? ¡Significar, nosotros! (Risa breve.) ¡Esta sí que es buena!

Hamm: Me pregunto. (Pausa.) ¿Una inteligencia, que hubiera regresado a la tierra, no se sentiría tentada de formarse ideas a fuerza de observarnos? (Imitando la voz de la inteligencia.) ¡Ah, bueno, ya comprendo, sí, veo lo que hacen! (Clov se sobresalta, deja el catalejo y empieza a rascarse el bajo vientre con las manos. Voz normal) E incluso sin ir tan lejos, nosotros mismos (emocionado)... nosotros mismos... por momentos... (Vehemente.) ¡Y pensar que todo esto quizá hubiera servido de algo!

Clov (angustiado, se rasca): ¡Tengo una pulga!

Hamm: ¡Una pulga! ¿Todavía existen las pulgas?"

Samuel Beckett, Fin de partida


martes, 11 de diciembre de 2007

Dadá 3, Lenguaje sin lenguaje


Marzo de 1916, pocos días después del estallido de Verdún y sólo un més después de la apertura del Cabaret Voltaire, Hugo Ball escribe:

"El hecho de que la imagen del hombre esté desapareciendo poco a poco de la pintura de esta época y que todas las cosas ya no aparezcan más que en estado de descomposición es otra prueba de lo desagradable y manido que se ha vuelto el rostro humano y lo abominable de cada uno de los objetos de nuestro entorno. La poesía ya está casi decidida a abandonar el lenguaje por razones análogas. Son cosas que, tal vez, nunca se hayan dado hasta ahora."

Hugo Ball, La huida del tiempo (un diario), 5.III.1916

Puede introducirse matices a cada una de las frases de este párrafo y, aun así, sigue siendo certero al señalar cierta tendencia que de un modo indudable comienza a marcarse desde los primeros años del siglo XX: así cómo el hombre ha llegado a ser un extranjero de sí mismo, ha llegado a ser también un extranjero de sus palabras. El silencio inicia su travesía o, al menos, se muestra del modo más virulento.
En 1902 se publicaba Ein Brief de Hugo von Hofmannsthal -conocida también como Carta de lord Chandos-, y se inauguraba en la centuria una sospecha que poco después sería una decidida certeza: las palabras pierden valor, las palabras nos están abandonando, las palabras ya no alcanzan a tocar las cosas.

"He perdido por completo la capacidad de pensar o hablar coherentemente sobre ninguna cosa."

Hugo von Hofmannsthal, Carta de lord Chandos

Pero lo que en Hofmannsthal aparece como síntoma en Dadá se convertirá en táctica. Táctica para explicitar lo que en el tiempo es sintomático, aquello que es tendencia. A la vez, apropiación del espacio dejado por la retirada del lenguaje y creación de una poesía que abandone la palabra y que, pese a todo, se erija como poesía. Partir del "no hay lenguaje" para que haya otro lenguaje, ahora tan inexpugnable como sea posible. Un lenguaje que no sirva y que no pueda estar al servicio de la malversación del lenguaje. La poesía fonética, "los versos sin palabras" parten desde el principio con este programa como trasfondo:

"Con este tipo de poemas sonoros se renunciaba en bloque a la lengua, que el periodismo había vuelto corrupta e imposible. Suponía una retirada a la alquimia más íntima de la palabra, se abandonaba incluso la palabra para preservar así un último recinto santísimo para la poesía. Se renunciaba a hacer poesía de segunda mano: es decir, a asumir palabras (por no hablar ya de frases) que no se hubieran acabado de inventar para uso propio, enteramente nuevas y flamantes."
Hugo Ball, Ibíd., 24.VI.1916

En la deriva de la Sprachkritik y en la manifestación de la Sprachkrise, Dadá es una avanzadilla irrenunciable y, por ello, cualquier estrategia textual que después de los años '20 asuma el silencio y la pobreza del lenguaje como reto bebe sangre Dadá.


domingo, 9 de diciembre de 2007

La ciudad 6, Nevsky Prospekt


En la gran literatura rusa del XIX la calle y sus personajes tienen una incidencia temática radical. El hombre que protagoniza la novela de Gogol, Dostoyevski o Toltói vive en un esquema social en el que comienzan a destacarse las consecuencias típicas de una incipiente vida urbana y, aunque puedan ser vistas desde una perspectiva rural, la ciudad ya ha entrado a formar parte de los grandes problemas rusos. En particular, el nuevo escenario que supondrá San Peterburgo, cuya fundación en 1703 compensaba el peso de Moscú como capital religiosa, junto con los acontecimientos derivados de la abolición de la servidumbre en 1861, supone un caladero fundamental para la incorporación de la multitud como personaje. Aparece en este momento el leitmotiv de la Nevsky Prospekt. La vida que la masa lleva a cabo en ella y, como consecuencia, los tiempos que la propia calle marca serán el personaje central del relato de Gogol, que pasará a formar parte del patrimonio literario para la inspiración de las siguientes generaciones. En buena medida, parece como si, tal y como dirá Marshal Bermann, toda la vida pública de la nueva sociedad urbana rusa girara en torno a esta calle.

martes, 4 de diciembre de 2007

Introducción a lo desacostumbrado,

Para llegar a ser de otra manera bastará con hacer cosas que nunca hizo, que nunca tuvo la intención de hacer, que nunca pudo pensar en hacer. La expresión de esta idea, a priori sencilla, -para la que no se debería necesitar más que cuatro palabras de un arrebato de fiebre sintética, concretadas en el epigrama "se de otra manera"- consta en su desarrollo, no obstante, de un buen número de tramos, traumáticos todos ellos. Ciertas aptitudes son requeridas: apego a la traición, poca confianza en uno mismo, desconfianza respecto a los apelativos empleados comúnmente para referirse a la propia persona, etc. El desarrollo de las mismas se acomete fácilmente con la dosis necesaria de voluntad o de falta de voluntad -dependerá, evidentemente, del carácter de origen. Si se pone en ello, pronto observará que no tenía ninguna razón de fondo para ser de la manera que usted es, y que si ha resultado ser un buen hombre, de sentido común y marcada laboriosidad, igualmente podría haber sido y, de hecho, puede llegar a ser un perfecto imbécil, un holgazán y una zafia bestia inmunda. La excusa de la mayor probabilidad de situaciones felices y reconocimiento social queda desmentida por la hipótesis anteriormente mencionada de la ausencia de razón de fondo, así como por la historia en general y la prensa y el común desarrollo de las relaciones sociales en particular.



sábado, 1 de diciembre de 2007

Lección de conversología,

"La conversación. Vd. puede, si quiere, contar anécdotas. Para ello, hay muchos medios de hacerse con un selecto repertorio. Si no encuentra nada que decir, puede encender un cigarrillo. Hay quienes recurren al alcohol, otros a las drogas. Es necesario poseer una magnífica memoria. Ante todo lo que Vd. cuente debe interesar al oyente, porque de otra manera, no habrá conversación. Evite los silencios prolongados. Pero ¿qué gran conversador no ha tropezado alguna vez con un silencio prolongado?"

Leopoldo María Panero, Así se fundó Carnaby Street