miércoles, 6 de agosto de 2008

Yo, ameba


Paseando por el Quai des Célestins, Horacio Oliveira -Oracio Holiveira- encuentra unas hojas secas llenas de algo que es y no es hojas secas -polvo de oro viejo, tierras profundas, aroma de musgo. Al llegar a casa las prende en la pantalla de una lámpara. En su visita, Ossip no advierte la novedad en la decoración. En cambio, la misma lámpara ante la visita de Etienne recibe sugerentes comentarios. Oliveira, hábil en sintetizar metafísicas de lo cotidiano, emprende el vuelo:

"Imagino al hombre como una ameba que tira seudópodos para alcanzar y envolver su alimento. Hay seudópodos largos y cortos, movimientos, rodeos. Un día esos se fijan (lo que llama la madurez, el hombre hecho y derecho). Por un lado alcanzan lejos, por otro no una lámpara a dos pasos. Y ya no hay nada que hacer, como dicen los reos, uno es favorito de esto o de aquello. En esa forma el tipo va viviendo bastante convencido de que no se le escapa nada interesante, hasta que un instantáneo corrimiento a un costado le muestra por un segundo, sin por desgracia darle tiempo a saber qué,
le muestra su parcelado ser, sus seudópodos irregulares,
la sospecha de que más allá, donde ahora ve el aire limpio,
o en esta indecisión, en la encrucijada de la opción,
yo mismo, en el resto de la realidad que ignoro
me estoy esperando inútilmente."

Julio Cortázar, Rayuela, 84

Y toda vez que se dice "así es la vida" o "no se puede hacer otra cosa" o "eso es así, y no hay más", algunos seudópodos se cristalizan dando una determinada cifra de nuestro malformado Yo. Algo del socrático "si más sé más ignoro" late en esta identidad de la ameba. Algo también de aquel Morelli que recordaba que:

"El mundo es una figura, hay que leerla. Por leerla entendamos generarla."

Julio Cortázar, Rayuela, 71

Entonces, con Morelli, al poner el mundo nos ponemos nosotros en él. Al leer, somos también leidos.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Destino de las explicaciones

En algún lugar debe haber un basural donde están amontonadas las explicaciones.
Una sola cosa inquieta en este justo panorama: lo que pueda ocurrir el día en que alguien consiga explicar también el basural.

Julio Cortazar, Un tal Lucas

B.J. Turner dijo...

Dicho basural debe ser un cierto hábitat para las amebas, nutriéndose de explicaciones. Respecto a la improbable hipótesis de la explicación del basural, si por defecto de fábrica no conseguimos siquiera vernos las espaldas -salvo porciones realmente rácanas-, es de dudar que alguna pobre ameba alcance "la ubicuidad", "el centro del mandala" -en términos horacianos.
En todo caso, anoto: "leer Un tal Lucas".

Hasta pronto.