lunes, 20 de abril de 2009

Go, Johnny, go!

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Cuando el viejo Big Johnny Humbler daba con uno de aquellos ritmos también su vida iba a dar en él. Tanto es así que no sólo su forma de caminar se veía prendida en aquel ritmo, también se comprometían con él el círculo con que removía las albóndigas precocinadas en aquella sartén, la ondulación de sus ojos ante el periódico e incluso el balanceo de sus dedos en la piel de Dakota. Todo ocurría de tal modo que, si alguien hubiese seguido a Big Johnny Humbler durante el día en que encontró uno de aquellos ritmos, al llegar el momento de la actuación bien podía dar por ya conocido el fondo de la cuestión a excepción, claro, del atuendo sonoro con que se presentaba.


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