
—¡Ebrios de amor penetramos, diosa celeste, en tu santuario!
Claire no pudo contenerse y se abalanzó sobre mí. Me arrancó los pantalones, agarró mi chisme y se lo metió. Pensé que iba a quedarme sin él. Parecía que adoraba mi polla como si fuera a salvarla de la muerte. Era ridículo, pero yo continué con mi heroico recital.
—¡Quien haya conquistado a una mujer deleitable…!—y ella, enloquecida, movía sin control aquel culo glorioso arriba y abajo, arriba y abajo FLOP, FLOP, FLOP, FLOP…¡Oh, Schiller, tú no lo sabías!¡No podías saberlo! FLOP, FLOP ¡No tienes la culpa, bendito Schiller! ¡Tú nunca estuviste en el abismo! FLOP, FLOP —Y quien … no pueda hacerlo…— FLOP —…que se aleje llorando…— me empezaba a faltar el aire y noté como todo se oscurecía poco a poco, FLOP, FLop, Flop, flop, flop…
Me despertó la luz de una linterna en los ojos. Eran dos agentes. Les acompañaba Fred. Fred se encargaba de las chapuzas del edificio de departamentos de la Universidad y tenía llaves de todos los despachos. Era un capullo indeseable. La noche había caído ya en la ciudad y todo estaba oscuro. No había ni rastro de Claire. Yo continuaba panza arriba, aturdido.
—¿Es usted el profesor Kowalski?
—Era Schiller hace un momento…
—Es él —dijo Fred—. Maté a Freddy con la mirada.
—Acompáñenos.
—¿Qué demonios ocurre?
—Vaya, vaya… no recuerda nada, ¿eh? Es usted… un enfermo.
— Supongo que soy un enfermo con mala memoria…
—Ella llamó a la comisaría. Dijo que un tal profesor Kowalski la había forzado.
—¿Cómo? Oiga, agente, usted no comprende lo que ha pasado aquí. Verá, ella quería que la cultura entera se la follase y yo…
—Claro que lo entiendo, amigo—hizo una mueca burlona—Usted no dio la talla.
—…
—Vamos, muévase.
—De acuerdo.
—Y póngase los pantalones.
—Claro.
Mi mala racha no tenía fin. Ese desmayo me tenía algo preocupado…
1 comentario:
Inconvenientes de recitar a Schiller.
Un abrazo.
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