jueves, 8 de enero de 2009

Contra el dios de las horas,


Balzac era cafeinómano. Todos los adictos al "agua negra", que decía el francés, saben que en dicha bebida hay poderes, algunos espíritus, cierta forma de sentirse impulsado hacia adelante y hacia afuera. Pero, ¿cuál es la promesa del café? ¿Es acaso esa excitación del espíritu, esa multiplicación de la fuerza? En buena medida, casi la única promesa hoy es la del rendimiento, la del trabajo maquinal. También para Balzac consumir café suponía la posibilidad de cruzar noches enteras sin abandonar la pluma, impulsado tanto por el líquido amargo como por la presión de los acreedores. O dar algo más a las galeradas, o quién sabe si acabar de galeote. "Carezco de imaginación. Voy a tener que hincharme de café", escribía una noche de la rue Raynouard.
Para aquellos que han sido adictos antes del uso rutinario es difícil no añorar el tiempo en que el café era una prueba de los dioses, de las divinidades profanas del amanecer, una forma de hacer saltar por los aires los cerrojos de las horas, de los usos de los hombres. Vigilia, temblor y de repente el alba y cañerías, bajantes, duchas y cisternas. (Todas las ciudades se despiertan primero en sus sanitarios.) Y uno que no ha dormido en la noche no está dormido pero no está despierto tampoco y presiente el día como algo que se ha ido del tiempo, como una masa continua y como una frontera allanada.


5 comentarios:

cora♥ dijo...

Os leo callada desde hace unos meses.
Las últimas frases son una gran descripción del último día para entregar un trabajo hecho a última hora :)

Anónimo dijo...

Te leo desgañitado. Me gusta el diseño del blogo. Tienes entre tus links a una de mis editoriales favoritas de la que tengo dos, tres, diez títulos en casa: Pepitas. Hablas de café que lo consumo cortado en tres, cuatro dosis diarias. No hablas de tabaco. No hablar de tabaco es una putada. No obstante, volveré, ¿cómo te llamas?

Nocente Noctívago dijo...

No cómo te apellidas.

Libre dijo...

Este blog me gusta mucho.

B.J. Turner dijo...

Quaintrelle: Entonces me alegra que por fin hayas roto el silencio. Sabía que andabas por ahí y alguna vez visité tu blog que, por cierto, tiene el nombre perfectamente puesto. Y, sí, en esas noches pasan estas y otras cosas y mi pasión por el café, que venía de antes, se enraizó en algunas de esas ocasiones.

Nocente Noctívago: Efectivamente, no hay mención al tabaco. Vamos a pensar que el espíritu tabaquista queda implícito y, si quieres, puedes aguardar a un futuro post sobre el placer de respirar humo. Respecto a lo del nombre, ¿para qué demonios quieres un nombre? ¿No irás a ofrecerme un contrato, o mejor todavía, a interponer una denuncia?

Y, por fin, Señor Gobernador, no esperábamos un honor tan alto.

Un saludo a todos.