domingo, 24 de mayo de 2009

Sonata a Pózdnyshev (El disloque),


§1

El filo del puñal curvo de Damasco asoma desenfundado ya. Suena metálico e hiriente el violín en La mayor abriéndose paso. Pózdnyshev la ha encontrado con él y se abalanza sobre los acordes del asesinato. La sonata es imparable…

§2

Ella lo sabe. ¡Con qué grácil gesto mantiene el terror en su pecho! Ha de abandonar su compás y agarrarse al filo de la tragedia para impedir la locura. Pero su fuerza es débil. Y su recio cuello apenas resiste la embestida…

§3

Cruje el corsé y la cuchilla se desliza suavemente cortando sus manos que, en vano, trataban de agarrar el filo…

§4

En vano se retuercen ambos. La muerte asoma…

§5

Pózdnyshev aúlla rojo como la grana y hace un último esfuerzo…

§6

Ya se abre la carne. El tono bajo, el compás lento y comienza el estertor en su maduro pecho….

§7

— Mujer, ¿me odias?
— Sí…
— ¿Sabes por qué lo hice?
— Sí…
— ¿Acaso soy yo el culpable?
— Sí…
— ¿Debo creer que eran lecciones de piano sin más?
— Sí…
— ¿Podrás perdonarme alguna vez, mujer?
— Sí, sí…





2 comentarios:

DM dijo...

Si uno sabe respirar y mantener los oídos más o menos despiertos, entonces esto se convierte en un regalo inusual. En ocasiones tengo la impresión de que este blog es un exceso que no termina. Gracias Sr. Kowalski.

Jan Kowalski dijo...

A elogios como éste, DM, sólo puedo contestar admirado: ¡Enhorabuena, pues si sabe usted respirar así, no le quepa duda que hay, en su pecho, espacio de sobra para el exceso infinito!

Me permito el lujo de compartir esas "gracias" con usted. Un lector tal lo merece.