lunes, 22 de junio de 2009

Fango,


Maldijo la tierra de aquel jodido condado. Maldijo cada palmo de la tierra arcillosa y pesada del estado de Alabama y supo que la justicia no llegaría de los perros que ya escuchaba ladrar en el límite de los campos ni de los cañones de los Woods o los McGuire, sino del lastre que aquel fango añadía a sus pies.
Los pasos estaban cumplidos. Colgarían un harapo del primer árbol que encontrasen y ese harapo sería él, y los diez centímetros de barro endurecido en sus zapatos tirarían de su cuerpo hasta desconyuntarle el pescuezo para volver a ser tierra entre la tierra.


3 comentarios:

Alejandra dijo...

Así a priori este comentario es estúpido, pero la gratitud es necesaria.
Muchas gracias por vuestro blog, es una delicia.

B.J. Turner dijo...

Bueno, Petit Oiseaux, si hemos logrado hacer del fango y la muerte algo delicioso cabe pensar que aquí se ha obrado un milagro.

Salud.

Ana J. dijo...

Tal vez Clint Eastwood podría darle forma de cine.
Impresionante esos diz centímetros de barro endurecidos