En una sociedad en la que la reflexión sobre el impacto de los medios de comunicación de masas ha llegado a ser un tópico de la crítica no deja de ser interesante echar una ojeada a un tiempo en que dicho fenómeno era tan sólo una tempestad en comparación con el huracán que se avecinaba. Durante los primeros decenios del siglo XX, en especial en el periodo comprendido entre el inicio de la Primera Guerra Mundial y los años 20', la reflexión se centró en el periódico. Es el tiempo del encarnizamiento propagandístico y es, también, el tiempo en que comienza a vislumbrarse el peso de la tipografía, la importancia de la maquetación, y el imperio del titular en la recepción del mensaje. El pensamiento de un periodista de la talla de Karl Kraus (vid. Contra los periodistas y otros contras) se dirige a este hecho tanto como los diferentes movimientos de la vanguardia artística, que emplean los recientes medios ya desde un ámbito crítico, ya desde el aprovechamiento de las capacidades propagandísticas que facilitan (en otro momento se comentó el caso Dadá).
La relación de los escritores con dicho fenómeno es, me parece, mucho más rica en matices. Desde la aparición del género folletinesco o la convivencia en muchos casos del genio literario con el arte de la columna, hasta el directo rechazo por el empobrecimiento de estilo, las afinidades entre literatura y periodismo se forman en una complicada trama. Joseph Roth es uno de los escritores inquietantes en este sentido. La reflexión sobre los problemas que genera la letra impresa ocupa un lugar importante en alguna de sus obras magnas. El episodio del Héroe de Solferino contra los libros de texto en La Marcha Radetzky es, tal vez, sólo el caso más hilarante. En cambio, parece mucho más directo el ataque en el siguiente fragmento de "Paseo", en Crónicas berlinesas -no deja de ser curioso que se presente bajo el rótulo de la crónica.
"Lo que se anuncia con letras tan grandes es pobre en importancia y contenido. Y me parece que en esta época no hay nada que no se anuncie con grandes caracteres. En eso consiste su grandeza. Tengo para mí que la tipografía se ha transformado en ideario. Lo más importante, lo menos importante y lo poco importante solo son asuntos que parecen tener más, menos o ninguna importancia. Les otorgamos valor por su imagen, no por su esencia. El acontecimiento de la semana es aquel que ha sido declarado acontecimiento de la semana gracias a la presión, al gesto y al ademán del brazo que se levanta para golpear. No hay nada que sea; todo significa."
Joseph Roth, "Paseo", en Crónicas berlinesas
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