sábado, 16 de febrero de 2008

Meta-texto,


Rosas entre la mierda, 1000 frentes: Uno junto a otro damos textos que, como cañones apuntando a la ciudad, se disponen a abrir fuego sobre los espacios muertos de nuestras vidas muertas, si es que aún es posible estar vivo, si es que aún es posible abrir fuego. Cierto, hay un olor a índice, a canon, que se respira en el margen. Pero algo me dice que no llegaremos a pronunciar aquella frase de Arnaud Amalric -"¡Matadlos a todos, Dios reconocerá a los suyos!"-, o tal vez al fin, sólo al fin. Pero algo me dice que no llegaremos... Mientras, parece que no hay más que seguir en aquellos estados de ánimo que hacen tanto por alejarnos como por acercarnos a otra vida posible: miedo, asco, tedio...

Porque todo lo que hay entre esta y una otra vida posible es fuerza de choque.


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