Durante los últimos tres años he estado haciendo acopio de esos papelitos en los que un chamán africano especifica y ofrece sus servicios. En la actualidad cuento con una colección de unos 50 señores, maestros y profesores videntes especializados en todos los campos de la alta magia. Gracias a los profesores Abu Bakar y Mutar, descubrí que existen "enfermedades crónicas, judiciales y matrimoniales", cosa que, aunque ya intuía por los casos de amigos y conocidos, nunca me había atrevido a exteriorizar. Descubrí también el trasfondo wittgensteniano de sus prácticas en definiciones gramaticales tan bellas como "no hay problema sin solución", y consejos vitalistas de primera magnitud, como el que incluye el Maestro Baba -ni un chiste sobre el nombre de este santo barón, por favor- y que reza: "haga su vida, en vez de padecerla".
Pero he aquí que el otro día me encontré con el pequeño papel que anuncia los magníficos poderes del Maestro Hereba vidente, y advertí que esta generación de chamanes está llegando ya al siguiente nivel. La cuestión de su "don hereditario" no me sorprendió. Tampoco el hecho de que poseyese "un gran poder a distancia". El requisito de la distancia se presupone, ya que en caso de tener "un enemigo que destruir" o un "amarre" que formar -y estos son servicios comunes-, sería realmente difícil tener que convencer al enemigo o a la persona a amarrar para que estuviese presente en la consulta del chamán en cuestión.
Cuál sería mi sorpresa al seguir leyendo y descubrir que la distancia de que hablaba este hombre poderoso no es la distancia habitual, la distancia que separa Cáceres de Toledo, la que indican los cuentakilómetros y vive encerrada en las cintas métricas o en las reglas de los escolares. No, no se trata de esta distancia mundana sino de una de orden metafísico, porque este hombre "desintegra a los demonios del Infierno". Y uno se imagina al Maestro Hereba desintegrando demonios a media jornada a cambio de unos honorarios ridículos en comparación a la empresa, y se pregunta por qué no se instituye de inmediato un Ministerio de Salvación y se encarga a esta persona el asunto no poco importante de terminar de una vez por todas con la condenación eterna de las almas. ¡Dios mío, cuanto talento despilfarrado!
Cuál sería mi sorpresa al seguir leyendo y descubrir que la distancia de que hablaba este hombre poderoso no es la distancia habitual, la distancia que separa Cáceres de Toledo, la que indican los cuentakilómetros y vive encerrada en las cintas métricas o en las reglas de los escolares. No, no se trata de esta distancia mundana sino de una de orden metafísico, porque este hombre "desintegra a los demonios del Infierno". Y uno se imagina al Maestro Hereba desintegrando demonios a media jornada a cambio de unos honorarios ridículos en comparación a la empresa, y se pregunta por qué no se instituye de inmediato un Ministerio de Salvación y se encarga a esta persona el asunto no poco importante de terminar de una vez por todas con la condenación eterna de las almas. ¡Dios mío, cuanto talento despilfarrado!
2 comentarios:
Obra en mi poder desde hace unas horas una página de una publicación periódica dirigida al público inmigrante rumano que contiene no uno, ni dos, ni tres, ni cuatro sino cinco anuncios de curanderas y adivinas que prometen milagros tales como la curación por vía telefónica de, entre otras dolencias, la psoriasis y la impotencia. Si es de su interés incorporar a su colección anuncios venidos de la otra esquina del continente, no me supondría molestia alguna digitalizarlos para compartirlos con un connaisseur como usted.
Quedo a la espera de su respuesta.
Cómo decir... No quepo en mí de la curiosidad por los nuevos superpoderes que dicho hallazgo puede mostrarme. Además, tu invitación abre una vía en la dirección de los estudios comparados de semántica futurológica, nigromática, y ve a saber qué más, y no estamos en condiciones de negar a la humanidad un conocimiento tal.
A la espera del material mencionado me hallo.
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