martes, 15 de abril de 2008

El sonámbulo,


"Siempre se quedan los hombres sin comprender que el Logos es así como yo lo describo, lo mismo antes de haberlo oído que una vez que lo han oído; pues, aunque todas las cosas acontecen según este Logos, se parecen los hombres a gentes sin experiencia, incluso cuando experimentan palabras y acciones tales cuales son las que explico, cuando distingo cada cosa según su constitución y digo cómo es; al resto de los hombres les pasan desapercibidas cuantas cosas hacen despiertos, del mismo modo que se olvidan de lo que hacen cuando duermen."

Heráclito, DK 22 B 1

Los despiertos duermen en su vigilia tanto como en su sueño, esta es la vieja intuición de la que Heráclito da testimonio aquí y en numerosos fragmentos. Del lado opuesto a aquella imagen según la cual el sueño es susceptible de alojar la verdad, de manifestarla como signo oblicuo, imagen tan recurrente en el pensamiento religioso antiguo -vid. libro de Daniel o, en el Corán, Sura XXX: "Del número de sus signos [los signos de Dios] es vuestro sueño en la noche y en el día"-, de ese otro lado queda la vida que es sueño y es engaño. La veta fundamental del teatro barroco y de la poética romántica mantienen para el mundo contemporáneo y para sus formas de crítica la figura del sonámbulo como reflejo de nuestra imagen de la realidad, ni real ni soñada, sino siempre situada en el intersticio. No es extraño que las ideas de emancipación, las críticas a la ideología o al statu quo paridas en el Occidente hayan echado mano de esta imagen.
En la Carta de lord Chandos, el sonámbulo se deja ver como pieza de esa denuncia de lo sintomático de la vida ordinaria que la enfermedad permite al narrador, porque lo que en cierta medida está en juego en esta carta es precisamente la posibilidad para el enfermo de ser un médico para el sano. Es de este modo como se puede denunciar el común modo de emitir juicios en las palabras:

"Hasta en la conversación familiar y cotidiana se me volvieron tan dudosos todos los juicios que suelen emitirse con ligereza y seguridad sonámbula, que tuve que dejar de participar en tales conversaciones."

Hugo von Hofmannsthal, Carta de lord Chandos

La decisión se presenta cruda. El despertar no se deja aquí seducir por la imagen de la liberación o de la realidad ganada y habitable en su integridad. Quien despierta a la plenitud del Logos transita en la dirección de una intemperie en la que lo humano de la palabra común debe desasistirle. La oposición clásica entre el dormido y el despierto que aflora en el sonámbulo, se presenta en la Carta de lord Chandos como una pregunta en la que hay que dirimir entre la vida sonámbula y la palabra arruinada. En dicha decisión lo que nos sale al paso es también cierto nivel de la muerte de las ideas emancipadoras.


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