Un mamífero urbano de sexo femenino se aproxima a un espacio-urbano-en-construcción con la disposición de no detenerse en dicho espacio y con la voluntad firme de rebasarlo y seguir su camino. En el momento de máxima cercanía se cruza a su paso la proferencia de un juicio estético de gusto. La loanza de las cualidades subjetivamente apreciadas por el sujeto que profiere desde el espacio-urbano-en-construcción, pero puestas como cualidades objetivas del mamífero urbano de sexo femenino, acostumbra a iniciarse con una interjección del tipo "¡Ay!" para continuar con una exposición de las cualidades observadas en forma directa o cuidadosamente envueltas por una vestidura retórica. En ocasiones la proferencia se desplaza sutilmente en la dirección de la invitación o de la manifestación de deseo, pero siempre con el aditamento de la insatisfacción prevista de dicha invitación como trasfondo.
Curiosamente, la proferencia queda satisfecha cuando la destinataria la ignora, cuando dibuja una sonrisa en su rostro, cuando dirige una mirada al proferente e incluso cuando la destinataria responde airadamente. En cambio, la proferencia fracasa cuando la destinataria responde con tranquilidad o aceptando la invitación, hecho que sitúa en un grave aprieto al proferente.
Nomenclatura habitual para la acción: mujer piropeada desde una obra.
2 comentarios:
Muchas veces he creído ver en este tipo de espacio(s)-en-construcción a meros entes sin capacidad de raciocinio, guiados solo por la pulsión, lo libidinoso...pero verlo desde esta perspectiva me induce a pensar que dicha situación no deja de ser un "lugar común" propicio para que los cuerpos hablen...Además, mi padre es uno de esos entes...
Hola India,
Me alegra haber restituido para ti la dignidad de esta forma lingüística. En la sección "gestos urbanos" intento situar lo común de la ciudad en el espacio de la extrañeza. Por el momento el atropellamiento y el piropo han pasado por ese desenfoque. Veremos que viene después...
Un saludo, y hasta pronto.
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